Se come con piel la Manzana Prohibida

Tal vez a modo de amenaza, anunciamos que próximamente saldrá una nueva emisión impresa de Ruptura Publicaciones Nº 4…y el pescado sin vender. Volvemos sin que nos llamen tal como nos fuimos, con una mano atrás y otra delante.
Un año con más de lo mismo, creyéndonos novedosos. Donde se encontrarán historias, cuentos, relatos, tanto ficcionales como irreales. Pensamientos y reflexiones propias que a nadie suele interesar.
Como ya nos es costumbre los desengaños, anticipamos que al igual que en números anteriores, Ruptura consta de un tema eje, el cual recorre toda la edición, aunque a veces no parezca. En este Nº 4, dicho contenido será signado por el significante “Trabajo”.

Como de “trabajo” se trata, pensé en ilustrar esta página con los trabajos de Herácles, Hércules, para los amigos romanos.
Hijo de Alcmena y sus amoríos con el mismísimo Zeus, en un desliz que tuvo este en su vida matrimonial con la diosa Hera.
La reina del Olimpo no se encontraba muy feliz con la llegada del niño, por lo cual intentó eliminarlo en varias oportunidades sin éxito. Por fin, bastante fastidiada, y con Heracles ya crecido, envenena su copa. A modo de síntesis, este enloquece, confunde a su mujer e hijos con enemigos y los mata a todos. Zeus devuelve la cordura, pero no libre de castigo es enviado a servirle de esclavo a Euristeo, rey de Micenas.
Como ya veía venir que el héroe griego era muy problemático, Euristeo se lo quiso sacar de encima y lo mando hacer los famosos doce trabajos: Matar al león de Nemea, matar a la hidra del lago de Lerna, alcanzar a la sierva de Cerinia, cazar al jabalí de Erimanto, limpiar el establo de Augías, matar los pájaros del lago Estínfalo, domar el toro de Creta, robar las yeguas de Diomedes, tomar el cinturón de Hipólita, matar a Gerión, robar las manzanas de oro y por último ir a buscar a Cerbero al infierno. Eso es ir a trabajar!!!
Pero nos detendremos en uno de los trabajos q más tela para cortar siempre me ha dado, como así también acaloradas discusiones de bar, donde la gente ha tenido que separarnos a patadas, por nuestro encendido afán de defender el concepto y la relación con el Fruto Prohibido, que metemos de los pelos (saludos a Rodrigo!). Me refiero a las Manzanas de Oro del jardín de las Hespérides.
Las famosas manzanas pertenecían nada más ni nada menos que a la diosa Hera, (como para que no le tenga bronca), quien tenía su árbol en el jardín de las “Ninfas del atardecer”, a su vez, protegido por un dragón de varias cabezas. (el número de estas no es definido y varía según los cronistas)
En su camino, Heracles libera a Prometeo, matando el águila que le masticaba el hígado eternamente, por otro castigo que no viene al caso ahora. Igualmente, imagínense, muy agradecido Prometeo lo advierte que no puede cortar el mismo las manzanas, que mande a Atlas, quien era padre de las Hespérides y suficientemente fuerte para matar al dragón. Como sabemos, Atlas sostenía en sus hombros la esfera celeste. Un poco podrido, no le molestó para nada dejar un tiempito a Heracles en su lugar. Así fue y volvió con las manzanas. Descontracturado y con una nueva sensación de libertad quiere él mismo llevarle las manzanas a Euristeo. Precavido ya Heracles de esta posibilidad, le dice que si, “No hay problema amigo Atlas, lo único que sostened un segundo vos la esfera celeste mientras yo me levanto las medias”, o se ponía un almohadón, la cosa que el confiado Atlas toma sobre sus hombros una vez más al planeta y Heracles sale rajando.
Una vez las manzanas en poder de Euristeo, las consagra a la diosa Atenea. Quien las devolverá a su dueña Hera.
Los investigadores ubican al mencionado jardín en la península ibérica, por los obvios relatos en detalles que no entre y tiene esta historia. A su vez aseguran que las manzanas de oro en realidad eran naranjas, las cuales no se conocían en Grecia. Pero a nosotros nos gusta pensar que se trata de manzanas de oro. Y que el Fruto Prohibido del Edén es-pera, ya que incrementa el deseo.
Ya sean naranjas o manzanas de oro, ya sea en España o en un jardín perdido…¿hasta donde la realidad y hasta donde un cuento? ¿Por qué nombrarlo como bóveda celeste o como cielo? En definitiva, si lo llamamos cielo es porque nos lo contaron así. Como nos contaron también que debemos comer con cubiertos; que debemos guardar silencio; nos contaron lo de no andar descalzos; lo de amar a su tiempo y medida. Nos contaron sobre tener que casarnos y el modo de criar hijos como buenos occidentales y cristianos que somos. Nos contaron que el placer es malo y a morir de viejos.
Todos tenemos nuestros cuentos, nuestros mitos, a los cuales nos aferramos hasta ciegamente… “porque es así… vió”
Y en definitiva, entre los cuentos de Discovery Channel y el de Atlas sosteniendo el mundo para que no se caiga… ya saben uds con cual me quedo.

3 comentarios:

  1. Pablín, tu Prometeo es el cuba libre que te mastica el hígado todos los fines de semana.
    Muy buen artículo, amigo. Beso grande!

    Marisa

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  2. jejej muy bueno mari! ahora pone otro comentario reivindicandomeeee cheee!! jeje

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  3. me habia olvidado los agradecimientos de este articulo... a jere y a rodrigo q me ayudan siempre a desacomodar mis ideas un poko!

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