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Tal vez en respuesta a una imagen del relato anterior que tuvo varios comentarios, se me ocurre traerles en esta oportunidad la historia de William Crooks.
Nació en 1832, era inglés. Era físico y químico, prof auxiliar en un colegio a la edad de 20 años. En 1854 fue nombrado inspector del Dpto de Meteorología en Oxford. Fue director del Jornal de las Ciencias.
Inventó, un método para separar, con ayuda del sodio, el oro y la plata de los minerales menores. Sus estudios sobre el espectro solar le valieron el honro de ser designado miembro de la comisión inglesa encargada de observar el eclipse de 1871. La academia de ciencias de París le dio la medalla de oro, por sus estudios sobre la radiación. El método de Crooks para lograr el vacío fue un puntapié para el desarrollo de la lámpara incandescente.
Este hombre de ciencias se enamoro en 1973 de un fantasma y certificó su existencia.
En 1971 había en Londres una médium muy conocida muy famosa, llamada Florens Kups, tenía nada más que 15 años. Su trato con los espíritus era perfecto. Perfecto, porque convocó finados visibles, palpables y dialogantes. Aprendan otros que solo escuchan ruidos o logran que solo se mueva una copa. Con Florens aparecía el finado enterito.
Las más famosas fueron las apariciones de una tal Kathy King. Las actas de las sesiones celebradas fueron notables. La médium se ponía en trance en una habitación apartada y en el lugar donde estaban los asistentes, aparecía el fantasma de Kathy King; que era una mujer joven y hermosa. En una oportunidad un concurrente a dichas sesiones quiso tomarle una fotografía, pero en dicho momento y mientras el espectro posaba a la voz de whiskyyyyy, se vio un brazo grueso de un hombre que agitaba la mano. Kathy reprochó la actitud al intruso. Le dijo que estaba muy mal que otro espíritu viniera a molestar cuando estaban a punto de tomarle una foto y le ordenó que se retirara. Poco antes de concluir la sesión, Kathy, manifestó que sus fuerzas la abandonaban y que se esfumaría. Se la pudo ver hundirse en el suelo hasta desaparecer.
La médium, seguía concentrada en otra habitación.
En una ocasión lo invitaron al naturalista, muy reconocido de su época Thomas Hasli. Quien manifestó: “Lamento no poder aceptar la invitación. No siento el menor interés por tal asunto. Suponiendo que dichos fenómenos fueran reales, tampoco tengo interés en ellos. Es que si los habitantes del mundo espiritual no hablan con más sabiduría y sentido que lo que habla sus amigos convocantes, he de clasificarlos en la misma y baja categoría. La única ventaja que puede deparar la demostración de la verdad del espiritismo es la de un argumento más contra el suicidio. Preferiría vivir como barrendero, que ser condenado una vez muerto, a despachar simplezas por bocas de un médium y a una libra por sesión. Suyo afectísimo. Thomas Hasli.” Queda claro que no quiso ir.
El que si fue, es el ya mencionado William Crooks. Y anotó las cosas más increíbles. Parece que Kathy King se le apareció por espacio de 2 horas. Se paseo por la habitación, conversó con los allí presentes. Crooks, pidió permiso para tomarle un brazo, le fue concedido y anduvo por la habitación tomado del fantasma. Escribió que los aparecidos bien pudieran ser materiales.
Crooks se enamoró de aquella presencia.
En medio de informes que certificaba la ausencia de cualquier trampa escribía versos dedicados a su fantasma.
Decía, por ejemplo, que en los ojos de Kathy palpitaba el inefable encanto del cielo esperado.
En otras sesiones, Crooks, con intenciones científicas y amorosas al mismo tiempo, pidió cortar un bucle de las trenzas de Kathy y lo guardó. Y hasta le tomó el pulso. Y la midió. A estas alturas lo más sensato era pensar que se trataba de una mujer de carne y hueso. Sucede que en los informes se marcan rasgos que se esfumaban cuando Florens, la médium, aseguraba perder la concentración.
En sus apariciones, Kathy, siempre dijo que solo pasaría por este mundo en determinadas situaciones y en una de las sesiones manifestó que se marcharía para siempre, que no iba a volver. Aceptó un ramo de flores de uno de los presentes. Más tarde escribió unas líneas de despedida y las firmó con el nombre de Anny Morgan, pues este era su verdadero nombre, según dijo, durante su vida terrenal. Después del brazo de Crooks, dio una vuelta completa a la habitación y estrechó la mano uno por uno a todos los asistentes de la sesión. Luego, manifestó de deseaba marcharse. Todos le mostraron agradecimiento por las cosas que los había hecho testigo. Crooks pidió besarla, Kathy le dio el beso y se fue. Dicen que el hombre lloró desconsolado.
Años más tarde se enteró por los diarios de algo terrible una tal Corner, que era médium, había sido encarcelada por el delito de fraude y dicha Sra. Corner, buena ilusionista no era otra que
Pero aquella mujer orgullosa, le dijo que sus poderes eran verdaderos y que Kathy King era un fantasma, que
no regresaría nunca.
¿Quien de nosotros no se ha enamorado alguna vez así? De alguien que desaparece y por boca de algún vecino nos enteramos que era un fraude. Fraude y todo nos gusta. Y le pedimos por favor, a veces a la médium, a veces a ella misma, diciendo “ya se que sos un fraude, pero me gustas igual.”
Bien decía Nietzsche “Ya no tengo la esperanza, de que acabe jamás la pena mía! Pues al perder en ti mi confianza, no he perdido el amor que te tenía”
Tal vez no quepa otra posibilidad que la de enamorarse de fantasmas, espectros, sombras de sombras, convocadas por un médium que no es otro que uno mismo. Y el fraude lo perpetra uno mismo. Y uno es el fraudulento... y tambien la víctima.